Josué 24 – ¿Qué significa servir al Señor “con sinceridad y fidelidad”?
El último capítulo de Josué es un poderoso resumen de la relación larga y fiel de Dios con Su pueblo, una historia que se remonta a Taré, el padre de Abraham. Aunque la audiencia seguramente conocía bien esta historia, Josué se tomó el tiempo de recordar cómo Dios se reveló a través de actos de protección, guía y provisión, especialmente durante los momentos más oscuros de su viaje, como cuando eran esclavos fugitivos. Esta narración de su historia compartida inspiró al pueblo a comprometerse plenamente con Dios y a conmemorar su pacto en Siquem.
Cuando reflexiono sobre las épocas difíciles en mi propia vida, a menudo están relacionadas con tiempos de transición. Es fácil enfocarse en los desafíos que he enfrentado, las lecciones que he aprendido y las metas que he logrado. Pero requiere un esfuerzo deliberado mirar más allá de mi propio trabajo arduo y reconocer la mano de Dios obrando a mi lado. A veces, es un amigo o un mentor quien me ayuda a ver lo que solo Dios pudo haber hecho—esos momentos que estaban mucho más allá de mis propias habilidades.
Cuando me tomo el tiempo para reconocer que no fui solo yo esforzándome, empujando o resistiendo, sino que Dios estaba allí conmigo, mi fe se profundiza. Estos momentos de reflexión, gratitud y renovación de mi compromiso con la fe me preparan para la próxima temporada—una que quizás esté llena de sus propios desafíos, incertidumbres y oportunidades de crecimiento.
Estoy constantemente asombrada de que Dios elija, día tras día, caminar con nosotros en medio de nuestras luchas, derramando una gracia infinita, incluso cuando no logramos notarlo. Y por eso, estoy profundamente agradecida por esos momentos en los que, al mirar hacia atrás, puedo ver con claridad que Dios estuvo allí, está aquí ahora, y siempre estará conmigo.