Éxodo 3 – ¿Qué nos dice el nombre de Dios, “YO SOY,” sobre la naturaleza divina?
Moisés había establecido una buena vida para él y su familia. Pero luego se encontró con Dios y recibió un llamado que cambiaría su vida: regresar al mismo lugar del que había huido, a la gente que había dejado atrás. Todo en la vida de Moisés estaba a punto de cambiar, y nunca volvería al mismo ritmo ni al confort que había conocido.
Es comprensible que Moisés estuviera dudoso. No le preguntó a Dios “cuándo” debía ir; le preguntó “si”. En ese momento, Dios entendió lo que Moisés necesitaba más que Moisés mismo. Moisés necesitaba seguridad—algo estable, inmutable y confiable. Estaba a punto de ser desarraigado nuevamente, y Dios sabía lo difícil que sería eso.
Entonces, Dios ofreció a Moisés Buenas Noticias: “Yo Soy el que Soy” o “Seré el que Seré”. El mismo Dios que había caminado con los antepasados de Moisés, los fundadores de la fe cuyas vidas estuvieron marcadas tanto por dificultades como por encuentros divinos, ahora llamaba a Moisés.
Moisés no se unió a este viaje por su propia voluntad, profunda fe o valentía audaz. Fue llamado. Y la única seguridad que Dios le dio fue la única seguridad que Moisés necesitaba: el Dios confiable, digno de confianza y bueno que había estado con sus antepasados ahora estaría con él. Dios prometió caminar junto a Moisés y participar activamente en la misión que se le había encomendado.
Eso es todo lo que Dios reveló sobre la naturaleza divina—y es todo lo que realmente necesitamos.
La vida está llena de cambios—algunos esperados, otros disruptivos. Pero en medio de la incertidumbre, la Buena Noticia es esta: la presencia inmutable de Dios está con nosotros, siempre, dondequiera que se nos llame a seguir.
Gran Yo Soy, déjame descansar esta noche en la seguridad y estabilidad que encuentro en Ti. Con cada respiración profunda, recuérdame nuestro vínculo irrompible, el que me mantiene unido en un mundo cambiante. Amén.
